Por: Víctor Mendoza Pérez

Se perdieron más 30 mil hectáreas de bosques

Según registros del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOPR) de Perú, hasta finales de diciembre del 2016 los mineros ilegales han depredado 30 mil hectáreas de la selva amazónica de la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata (región Madre de Dios), en Perú. Donde antes vivían árboles y animales, hoy es un cementerio de troncos y fango.

Es grave la depredación de la Amazonía peruana por parte de mineros ilegales.

Esta cifra aumenta si se considera las actividades de ilegales en la selva de Puno, Cusco, San Martín y Amazonas.

La zona de Tambopata hace 30 años es refugio de mineros ilegales, quienes con maquinaria sofisticada hacen de la depredación un lucrativo negocio. Primero deforestan y luego excavan para extraer oro utilizando mercurio, que luego venden en Puno, Lima o llevan al vecino país de Bolivia. Incluso legalizan la actividad vendiendo a mineras legales en Perú. Se estima que en esta actividad se produce 16 toneladas de oro anuales.

Los mineros ilegales disponen de medios y organización; actúan al margen de la ley (controles del Estado). También se desarrolla esta actividad en los departamentos de Puno, Arequipa, Ica (Nazca), La Libertad y Piura (en este último lugar la minera Manhattan Minerals, de Canadá, en el año 2005 desistió explotar la mina Tambogrande por oposición de los campesinos. Hoy la mayoría de esos opositores son mineros informales y extraen artesanalmente oro, sin los cuidados ambientales ni de seguridad).

PROBLEMAS SOCIAL Y DE SALUD

Un buen sector de los mineros ilegales, teniendo medios económicos para formalizarse, no lo hacen, no les convienen porque eluden pagar impuestos y los controles ambientales y sociales por parte del Estado. Sus operaciones son en zonas muy remotas y sus actividades se mezclan con la presencia de prostíbulos, bares y delincuencia. La captación de menores de edad, para la actividad en prostíbulos, es otro gran problema social que se tiene que enfrentar. Se estima que hay unos 400 púberes y adolescentes que son explotadas en los llamados “prostibares”.

Otro problema que se detectó es la amenaza para la salud de los trabajadores y personas que viven en pequeños poblados que existen alrededor de las zonas de explotación, quienes absorben mercurio, arsénico y plomo.

Vista de la depredación de la selva.

También estos desechos de metales pesados son arrojados a los ríos. La población selvática se alimenta de pescado. El 60 por ciento de pescados que se consume en Madre de Dios, tienen presencia de mercurio superiores a los límites permisibles que indica la Organización Mundial de la Salud.

El estudio de Carnegie Institute también evaluó a los pobladores de la ciudad de Puerto Maldonado, donde el 78 por ciento de adultos evaluados tienen en el cabello niveles de mercurio tres veces más que los límites permitidos.

El Estado hace poco para reprimir esta ilegal actividad que está depredando uno de los pulmones del mundo y envenenando sus suelos y también generan problemas sociales.

La policía destruye la maquinaria de los mineros ilegales en la selva amazónica de Perú.

El gobierno realiza algunas acciones para combatir esta actividad, y por falta de recursos logísticos y económicos, no logra eliminar esta actividad. Cuando los informales llegan a sectores de minería ilegal, se destruye su maquinaria y motores; casi no hay detenidos; sin embargo, se conoce los nombres de los “zares del oro” que tienen ingresos de millones de dólares al año, pero ese dinero se mueve clandestinamente, casi nunca en el sistema bancario. El poder económico que tienen les permite financiar huelgas contra el gobierno, oponiéndose a la formalización.

Llamamos la atención de los organismos mundiales para que apoyen a combatir la depredación de los bosques amazónicos, que es uno de los pocos lugares del mundo que tiene gran fauna y flora silvestre. Un pulmón del mundo está condenado a desaparecer.