Campesinos participan también en trabajos de topografía, abriendo carreteras hacia proyectos mineros.

La creación de nuevos puestos de trabajo es costosa y depende del crecimiento económico, al igual que en la mayoría de países del mundo. En la mayoría de proyectos mineros del Perú no se puede dar empleo directo a todos los comuneros del área de influencia de una mina. Para ello se aplica un procedimiento que permite que la mayoría de una población comunal tenga un empleo, mediante las empresas comunales.

El Decreto Supremo No.004-92 TR del 20 de febrero de 1992, que reglamenta el régimen económico de la ley general de las comunidades campesinas, es una herramienta que ha permitido que las empresas mineras y comunidades logren acuerdos para la generación de puestos de trabajo para dar bienes y servicios a las compañías, previo proceso de capacitación y soporte para el funcionamiento de las empresas comunales.

Desde que se dio la Ley de Reforma Agraria, en la década de los años 70, los campesinos se asociaron en comunidades campesinas para administrar la producción agrícola y ganadera. Este fenómeno sólo se dio en zonas donde antes había haciendas.

La mayoría de los yacimientos mineros está ubicado a alturas que superan los 3 mil metros sobre el nivel del mar, donde es limitada la producción agrícola y sólo se cultiva papa, oca, quinua, etc. y no se desarrolla una ganadería a gran escala: hay pocos hatos de vacas, ovejas, alpacas y llamas. En estas difíciles circunstancias, los campesinos tienen que buscar trabajo para poder subsistir. La presencia de un proyecto minero es una gran oportunidad. Una de las grandes dificultades es que no tienen una formación minera para trabajar en el circuito de producción, por ello que las compañías los capacitan para que -vía empresa comunal- realicen trabajos menores dentro de un proceso de aprendizaje. Hay empresas comunales que ya dan servicios para obras de ingeniería civil (construcción de canales de riego, pequeñas presas, transporte de minerales, transporte de personal, entre otras)

Sin embargo, en el transcurso de los años, algunos campesinos han logrado aprender a manejar equipos pesados y trabajan en mina como operadores de volquetes, dumper, perforadoras, palas, etc. Son expertos en construcción de túneles; otros se han capacitado en mantenimiento de maquinaria pesada, soldadura, electricidad y toda actividad para el proceso productivo. La minería peruana reconoce al recio campesino que desde siglos pasados ha contribuido al desarrollo minero peruano.

Las empresas comunales se han convertido en fuente der trabajo para miles de campesinos en el Perú. En la foto Minera Milpo entregó maquinaria a la empresa comunal de San Francisco de Asís de Yarusyacán, en Pasco.

Pero son unos pocos campesinos que han ingresado a trabajar directamente en una empresa minera. Por ello la importancia de las empresas comunales, que sirve de un generador de trabajo y fuente de ingresos económicos para miles de familias campesinas. Hay zonas donde los campesinos alientas la presencia de las mineras, como por ejemplo Pasco, Apurímac, Amazonas. En Pasco (ubicada a 4,400 metros sobre el nivel del mar) hay minas desde la época de la colonia, es decir desde los años 1,600, donde varias generaciones de campesinos han dejado el campo para trabajar en la mina.

Las empresas campesinas se han convertido en un proyecto de desarrollo de las comunidades campesinas, expresó Jhoel Rivera Santiago, Presidente de la Federación Nacional de Empresas Comunales del Perú y Gerente general de la Empresa Comunal de Servicios Múltiples Rancas (Cerro de Pasco) en entrevista a Red de Comunicación Regional.

El ejemplo de la Empresa Comunal de Servicios Múltiples Rancas, que inició sus actividades hace 25 años, muestra la capacidad de los comuneros de todo el Perú. Con sus creencias, costumbres, religiones, etc., pudieron coincidir en una idea clara el desarrollo comunitario, comprometer un capital de trabajo y armar una actividad empresarial. Aquí estamos las comunidades que hemos pasado de la protesta a la propuesta”, expresó.

Las mujeres también se han asociado para formar pequeñas empresas comunales de bienes y servicios. Se ocupan de trabajos de limpieza en los campamentos y oficinas. Dan servicio de lavandería y otras elaboran ropa de seguridad para vender a las empresas.

Hay exitosas empresas comunales que logran facturar varios millones de soles al año. También existen otros, felizmente pocos, que fracasaron por el mal manejo de los directivos.

Las empresas comunales logran contratos con las mineras, por acuerdos de convenios, que les permite garantizar contratos en forma permanente y de esta manera dan trabajo a los comuneros, que a la vez son socios de estas empresas. Un buen ejemplo que se puede replicar en otras actividades extractivas, industriales y productivas.

Por: Víctor Mendoza Pérez